Cuando se inicia el trámite de compra-venta de un vehículo existe la creencia de que sólo el comprador es quien paga impuestos (el impuesto de transmisión de vehículos usados) pero el vendedor tampoco se escapa del fisco.
Al vender tu coche estás obteniendo un dinero a cambio con el consecuente aumento de tu renta, que en términos tributarios se traduce en una ganancia patrimonial que debería ser declarada en la Renta. Sin embargo, debes tener en cuenta que:
- Sólo existirá ganancia patrimonial si el precio de venta del coche es superior al de compra. Esta circunstancia es poco frecuente, sin embargo, se puede dar en vehículos de coleccionista o coches clásicos.
- Sin embargo, no podrás declarar la venta como pérdida patrimonial por la caída de valor del coche, ya que está considerado como algo normal por el uso y el paso del tiempo.
Esto quiere decir que en la mayoría de los casos la venta del coche de por sí no supone el pago de impuestos para el vendedor. Esto no quita que si has ganado algo de dinero con la venta y lo ingresas en el banco, deberás pagar los impuestos por los intereses que te genere ese dinero, aunque el ingreso se realice en una cuenta corriente.
Pero… ¿Qué pasa si compras un coche?
Si vas a invertir el dinero de la venta en otro vehículo, los impuestos a pagar serán:
- Si compras un coche nuevo el 21% de IVA y el impuesto de matriculación según sus emisiones de CO2
- Si compras un coche de segunda mano, tendrás que pagar el impuesto de transmisión patrimonial, que varía según el modelo, la fecha de matriculación o la comunidad autónoma.
En resumen, de una manera u otra, finalmente siempre se acaban pagando impuestos, compres o vendas un coche de ocasión.
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